jueves, 3 de mayo de 2007

Metalmecánica, fosas comunes y preguntas pendejas.




Presento disculpas al respetable por la prolongada ausencia.

Mi idea es escribir con mayor frecuencia y haré lo humanamente posible para lograrlo.

Tengo la bendita costumbre de enredarme la vida por todo, y eso afecta de manera negativa el desarrollo de este blog.

Qué mamera andar pensando en la opinión de los demás...

"¿Qué pensará Fulanito si escribo esto?"

"¿Qué dirá Menganita si digo aquello?"

"¿Esta vaina sí estará bien escrita?"

Pues a partir de hoy me voy a olvidar de esas reflexiones tan pecuecas.

Ni que esto fuera el New York Times.

Preguntas pendejas, al fin y al cabo de eso se trata este post.

En estos días estoy trabajando en un video que tiene buena parte en stop motion, la técnica esa que consiste en hacer animación tomando foto a foto los movimientos de un objeto. Es video es una simulación del fondo del mar y los pescados se moverán con unos imanes montados sobre una lámina metálica.

Y el problema es encontrar la bendita lámina metálica. Un pedazo de lata...ni más ni menos.

Bueno, y en este momento estoy llamando cotizarla...

YO: "Buenos días, estoy buscando a Angela(*), por favor..."
SRTA: "De parte de quién?"


La señorita no me conoce, Angela tampoco y yo me empiezo a embejucar. ¿Para qué preguntan esas pendejadas en un establecimiento de comercio?

YO: "De parte de Frank Acciella..."
SRTA: "De dónde llama?"


Y el embejuque aumenta...¿Cómo que de dónde llamo? Pues de mi oficina, estoy sentado en mi escritorio y el teléfono es negro. Siempre me ha molestado que me pregunten "¿De dónde llama?"

Soy independiente, entonces la única respuesta que se me ocurre es "Señorita, llamo de mi oficina."

Y no es que hoy haya amanecido con el mico al hombro, sino que siempre me pasa lo mismo.

Si uno no quiere oir respuestas pendejas, lo mejor es no hacer preguntas pendejas.

"¿Te gustó el regalo?"

Nadie va a decir que no, aunque nunca oiga el CD, no vaya a leer el libro o no exista la más remota posibilidad de que la víctima se ponga esos aretes tan lindos. La respuesta siempre va a ser que divino, que del carajo, que bacanísimo, etc. etc.

Como cuando un periodista le pregunta a un honorable senador de la República:

"Doctor XXXXX(acá cabe cualquier apellido), qué puede decirnos de las denuncias que lo vinculan con grupos al margen de la ley y con unas fincas donde, SUPUESTAMENTE, se han llevado a cabo asesinatos selectivos, partidos de fútbol y parrandas vallenatas?"

Si el amigo periodista no se ha dado cuenta, el honorable senador, sea cual sea su apellido, contestará que eso se trata de un montaje, que él es un perseguido político, una víctima de los medios de comunicación...y que revisen su hoja de vida, su inmaculada carrera política, que es primorosa. Un dechado de virtudes.

Todos hacemos preguntas pendejas y a todos nos molesta que otro las haga.

Tal vez este espinoso tema nos lleve a una interesante reflexión:

NO HAY PREGUNTAS PENDEJAS, SINO PENDEJOS QUE NO PREGUNTAN.

Es toda una paradoja que yo mismo le diga eso a mis alumnos...en fin.

Por eso, la próxima vez que me pregunten de dónde llamo, tal vez conteste:

"Señorita, la llamo del más allá. Necesito una lámina metálica de buen calibre porque a mi ataúd se le están metiendo los gusanos."

Y ojalá algún día un honorable senador contestara con la verdad a las preguntas de su amigo periodista.

"A ver...la verdad es que yo sí tengo vínculos con ese grupo armado, les paso platica del presupuesto nacional porque ellos me consiguen voticos en la región donde tengo mi finquita. A propósito, mi finquita no es más que una parcelita de 10.000 hectáreas, y sí, allá hay unas fositas comunes..."



(*) La asistente de mi hermano me ayudó con el dato de la tal Angela. Gracias. YA CONSEGUIMOS LA LÁMINA.

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